Filiberto Vargas Rodríguez /
Prefacio.
Con lentitud, como suelen ser las decisiones que toman los gobiernos emanados de Morena, pero finalmente la administración estatal empezó a tomar las medidas preventivas que requiere la pandemia provocada por el Coronavirus. *** Primero se empecinaron en que se llevara a cabo el festival de Tajín, al grado de desalojar a garrotazos a quienes se oponían a que se echara a andar, pero dos días después, por “recomendación” de las autoridades federales, optaron por suspenderlo. *** En el ámbito educativo Veracruz se ha ceñido estrictamente a las medidas dictadas por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y salvo en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, en el resto de la entidad se mantendrán las clases presenciales hasta el próximo viernes. *** Eso sí: implementarán protocolos para evitar las aglomeraciones y para detectar posibles casos de personas afectadas, de manera que se les apliquen los tratamientos pertinentes. *** ¿Más vale tarde que nunca?
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¿Es cara la democracia en México? Todos parecen coincidir en ello. Pero… “caro” es un valor subjetivo.
La Real Academia Española (RAE) describe el término como algo “que tiene un precio alto o más alto de lo normal” y ahí se abre el debate, pues lo que para algunos es “normal”, para otros no lo es tanto.
Una referencia válida para alimentar la discusión, es la afirmación de que, en términos estrictamente financieros, la democracia mexicana es una de las más caras del mundo.
¿Cómo llegamos a esto?
Allá por la década de los 90, en un afán de acabar con el sistema de un partido hegemónico, se decidió impulsar la actividad de nuevos partidos políticos y organizaciones surgidas de la sociedad civil. Eran tan alarmantes los niveles de abstencionismo, que se concluyó que era necesario convencer al ciudadano común de que era posible derrotar en las urnas al poderoso partido que hasta ese momento copaba todas las instituciones del país.
Ya para entonces se pusieron en la mesa otros argumentos, como la necesidad de impedir que los grandes capitales privados o –incluso- el crimen organizado penetraran a los partidos o candidatos.
El mecanismo funcionó. Poco a poco se fue construyendo y perfeccionando un organismo autónomo capaz de garantizar la transparencia y certeza de los procesos electorales, a la vez que se multiplicaron las opciones políticas a las que el ciudadano tiene acceso para expresarse en las urnas.
Gracias a estos mecanismos de financiamiento de partidos y de fortalecimiento del órgano electoral, el PRI perdió su hegemonía, y se hicieron presentes otras opciones, como Acción Nacional, Revolución Democrática y, a partir del 2018, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que, con Andrés Manuel López Obrador a la cabeza, consiguió escenarios sólo vistos en aquellos tiempos de plenitud del Revolucionario Institucional.
Y es ahora cuando esta versión moderna de Mecías asume que esos mismos instrumentos que le permitieron llegar al Poder, luego de casi dos décadas de lucha, podrían ser los que impidan que su proyecto trascienda a él mismo, de manera que con la fuerza que posee en el Congreso federal y en la mayoría de los congresos estatales, pretende desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE) y convertirlo en un órgano que se limite a organizar la logística de las elecciones, bajo el control de la Secretaría de Gobernación, lo mismo que sucedía en los tiempos del maximato priista.
Plantea, además, suprimir los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE) que organizan, convocan, vigilan y auscultan los procesos electorales; quiere desaparecer a los consejeros y disminuir el gasto público a partidos y organismos.
¿Cuál es el principal –o único- argumento?
Que sale muy caro.
Este lunes el gobernador de Veracruz transmitió a los veracruzanos su propia versión de esa estrategia del Presidente.
Utilizando como argumento adicional la emergencia sanitaria por la pandemia del Coronavirus, que entre otros efectos dañará la ya de por sí maltrecha economía de Veracruz, Cuitláhuac García propone una reforma a la Constitución para reducir hasta 533 millones de pesos de lo que se tendría que destinar a la organización de las elecciones de 2021.
Ya de por sí el Organismo Público Local Electoral de Veracruz (OPLE) ha sido una de las instituciones más castigadas en el Plan de Austeridad del actual gobierno. Todo indica que la intención es doblegar a los órganos autónomos, o matarlos de inanición.
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Epílogo.
El Presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local, diputado Juan Javier Gómez Cazarín, informó que ante la declaratoria del Covid-19 como pandemia, el Poder Legislativo reforzará las medidas preventivas sanitarias al interior del recinto. *** Por lo pronto se suspenderá la toma de la huellas digitales a los trabajadores para su ingreso o salida del Palacio Legislativo. Se aplicará gel antibacterial a toda persona que ingrese al Congreso, además, con el apoyo del servicio médico, les tomarán la temperatura con el objetivo de detectar si alguien pudiera mostrar síntomas que lo ubiquen como potencial portador de Covid-19, y en su caso remitirlo a las instituciones de salud competentes para su atención. *** El Congreso limitará además la entrada a personal ajeno al recinto (aunque esta medida no se aplicará a los reporteros) y se pospondrán foros, exposiciones, congresos, y otros actos que provoquen la aglomeración de personas. Bien.
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