Al niño le arrancaron los dientes con unas pinzas y lo obligaba a dormir en una jaula para perros. Un momento dramático del juicio fue cuando la pequeña de 12 años relató la manera como enterraron el palo de escoba en el recto del niño; el pequeño Mauricio fue obligado a ponerse en cuclillas para enterrase el objeto.
Cathy Torres se declaró culpable y alcanzó pena de cadena perpetua. El padre fue llevado a juicio y se le sentenció a muerte, pero se revocó la sentencia, porque el juicio fue llevado a cabo en Arkansas y el delito se cometió en Missouri.