Sin embargo, este proceso va acompañado de mentira y engaño. En el fondo, los encargados de este proceso saben que el objetivo final es conservar el poder cueste lo que cueste, aun a sabiendas que están limitando el derecho a participar a miles de maestros que nunca han ocupado un cargo sindical.
Saben que este proceso amañado expresa la mentira-engaño a través de una verdad falseada que presenta a los otros una cara de limpieza y legalidad. Si el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje cierra sus ojos a esta realidad y, si el presidente López Obrador hace oídos sordos, tenga la seguridad que la democratización sindical en México sólo será una simple simulación.