Para alguien que lo minimiza todo, lo que sucedió en Córdoba no es un asunto para alarmarse. Incluso lo que sucedió en el bar Caballo Blanco en Coatzacoalcos; tampoco la masacre de viernes santo en Minatitlán y mucho menos las fosas clandestinas descubiertas en Tierra Blanca. Para el enorme “minimizador”, sólo que cayera una bomba atómica sería un suceso digno de recordar. Este es el riesgo de poner a los imbéciles a gobernar. Hay que mencionar que el secretario de Gobierno, mientras sucedían las balaceras en Córdoba, promovía su persona en unas caravanas culturales que lleva por todo el estado.
Él, que debería cuidar la gobernabilidad del estado, anda como si fuera el director del IVEC, como si fuera el secretario de Turismo, paseándose, mostrándose a los veracruzanos para ver si le muestran algo de afecto y respeto. No se supo que el secretario de Gobierno se fuera a parar a los lugares donde ocurrieron las balaceras para coordina acciones tendientes a la gobernabilidad. Antes bien, Éric Patrocinio Cisneros Burgos se metió debajo de las faldas de la indiferencia del gobernador.
«Tampoco es un asunto para alarmarse lo que sucedió en Córdoba, pues el Gobierno está trabajando y dando resultados, hoy tuvimos una reunión deslindando responsabilidades y nosotros hemos cumplido». Que vaya y le diga eso a los familiares de los dos policías acribillados en la jaula que le regaló su amiga Lety López a la policía de Córdoba; que vaya y le diga eso a los otros dos policías que fueron despedidos con honores.
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