Meses atrás, el propio presidente de México, fijó su posición sobre la resistencia y terquedad de algunos sindicatos para renovar los liderazgos. Él dijo con firmeza lo siguiente: “No van a haber excepciones, tiene que haber democracia sindical, se tiene que aplicar la ley, y los trabajadores tienen van a elegir libremente a sus representantes. También es un llamado a los trabajadores para que ellos hagan lo que les corresponde, que ya no sigan tolerando dirigentes que no los representan. Ya vamos a cambiar. Nosotros no podemos destituir a un dirigente sindical pero los trabajadores, sí. Que hagan lo que les corresponda, que hagan sus gestiones, y que se haga valer la democracia. La libertad no se implora se conquista. Que nos ayuden con eso. No hay protección de líderes sindicales.”
Seis meses después de esas palabras, el líder del SNTE, Alfonso Cepeda no acepta su destino, ni acepta que el escenario político-sindical ha cambiado. Se ha opuesto a la democratización sindical, mediante artimañas convenencieras. Su Reglamento para la Renovación de Directivas Seccionales, no contiene el espíritu democratizador que impulsa la nueva Ley Laboral, este documento es un mamerto de mañosas intenciones, que buscan perpetuar en el poder a una camarilla de vivales. Además, margina a los maestros nuevos de ocupar y participar en cargos electivos, y pretende dejar fuera a los jubilados.
Es por ello que el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, se ha dilatado en dar un fallo que puede lesionar los derechos políticos de miles de trabajadores de la educación. Lo cierto es que de ello depende mucho que en el país se avance en la democratización de los sindicatos, o se le siga dando paso a prácticas de simulación, como lo pretende hacer, Alfonso Cepeda Salas.
Comentarios