Claro que las vamos a extrañar, claro que las necesitamos y no sólo por las tareas que realizan, sino por la compañía, la cercanía, su presencia y su sabiduría. En la Quinta de las Rosas la mayor parte de los asistentes al taller de literatura Libertad bajo Palabra son mujeres, entre ellas mi madre. No hay lugar donde me sienta más querido, no hay mejor analgésico ni mejor antidepresivo que leer cuento y poesía para ellas y escuchar sus comentarios. Yo no quiero quedarme sin ellas; las necesito. El movimiento #UnDíaSinNosotras cobra más fuerza; un paro nacional sin mujeres los días 8 y 9 de marzo para protestar por la violencia de género en el país.
El día 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, un día que celebra las grandes victorias que como género ellas han logrado. Este día se viene conmemorando desde mediados de la década de los años setenta en México, pero en Europa desde 1911 ya se conmemoraba a la mujer. #UnDíaSinNosotras tiene como objetivo hacernos conscientes de la tragedia que viven miles de mujeres con el abuso que sufren por parte de algunos hombres. Está bien, pero, y al día siguiente ¿qué? ¿Habrá cambiado algo? Y la pregunta no es con ironía, es con sentido común.
¿Dejar un día sin mujeres al país es la solución para los feminicidios, los abusos, las violaciones? Yo no voy a contestar. Sólo entiendo que a las mujeres las prefiero más presentes que ausentes; a los hombres más conscientes que inconscientes; a las autoridades más sensibles y a nuestros gobernantes más empáticos, menos displicentes. No quiero que dentro de 50 años se siga conmemorando #UnDíaSinNosotras, pero que al día siguiente las cosas sigan igual.
Comentarios