Edgar Hernández* /
¡El río suena en Palacio Nacional; un tal Yorio, Subsecretario de Hacienda federal, podría entrar al quite!
Al hartazgo ciudadano se suma la creciente preocupación presidencial al salirse de control la seguridad pública en Veracruz hoy en el tobogán de la ingobernabilidad.
Veracruz quedó fuera de control.
El último asesinato de Alberto Cancino Alvarez, asesor del alcalde Wilman Monje, en el municipio en Gutiérrez Zamora, de ocho impactos de bala, previa ejecución –ocho balazos en la cabeza- de una jovencita de 17 años identificada con Karina “N”, en Cosoleacaque, sacuden a la opinión pública que exige la intervención federal.
El exterminio de una familia ganadera en Playa Vicente donde fue acribillado un matrimonio y sus dos hijos menores de edad; la aparición de una mujer encobijada en Iztaczoquitlán, y esa extraña carta enviada al gobernador Cuitláhuac García, por el “Cartel Jalisco Nueva Generación” en donde advierte la ruptura del pacto con ellos establecidos, adelantan lo que ya se está viendo, una violencia generalizada.
A la inconformidad social se suma la inopinada decisión de la Fiscalía General de Veracruz, en manos de la inexperta Verónica Hernández, de desconocer el feminicidio como tal al reclasificarlo, pretendiendo con ello atemperar el reclamo de más de cuatro millones de veracruzanas que exigen poner un hasta aquí a la escalada de crímenes por violencia de género.
Los Morenos para nuestra desgracia, no saben ni dónde están parados.
Veracruz es uno de los estados en donde desde hace 14 meses se han recrudecido los hechos más violentos del país.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) se encuentra en el sexto lugar a nivel nacional en el número de homicidios al contabilizar mil 613 en los últimos 13 meses.
A ello se suman 157 casos con mayor registro de presuntos delitos por feminicidios durante 2019, lo cual nos coloca en primer lugar a nivel nacional en este rubro.
Secuestros, 420 casos y más de cinco mil robos de vehículos y 482 denuncias interpuestas por robo de ganado, 496 homicidios en la entidad cometidos por arma de fuego y arma blanca.
La violencia que se vive en la entidad, la cual se incrementó en forma exponencial, no ha cedido.
Ello ha llevado a la administración del morenista Cuitláhuac García a que el gobierno federal considerara a Veracruz, desde el arranque del gobierno, como uno de los estados prioritarios para la operación de los elementos de la Guardia Nacional. A lo largo de 2019 fueron desplegados 4,800 elementos distribuidos en 8 coordinaciones.
De hecho, la primera región donde la Guardia Nacional comenzó a operar fue el municipio de Minatitlán, luego que un comando armado asesinara a 13 personas, entre ellos un recién nacido que recibió el tiro de gracia.
El tema de la seguridad pública Veracruz lo padece en lo social y México lo observa desde el punto de vista político al constatar que el gobierno de Cuitláhuac García no está dando los resultados que se esperaban a pesar del total apoyo.
López Obrador ha pasado por alto la escalada de corruptelas del gobierno de Cuitláhuac, al igual que su nepotismo manifiesto y el mal funcionamiento de su equipo de trabajo en espera de que se no generara problemas de repercusión nacional, pero nada ha funcionado.
Veracruz vive en el caos.
El acreditado columnista Gaudencio García en su más reciente entrega da cuenta que investigaciones del Instituto de Investigaciones Históricas de la UV, sobre el tema del narcotráfico arrojan la complicidad del gobierno con la consecuente erosión del estado de derecho.
El auge de la impunidad, la corrupción y el rentismo tomaron carta de naturalización en Veracruz.
“¨Por ello cuando el boom de los cárteles de las drogas llegó, no había autoridades de justicia operacionales en ningún nivel de gobierno”, asegura Javier J. Olvera, en la introducción del libro “Justicia Denegada”.
De ahí, el incremento de los Cárteles –tenemos siete en la entidad- que han diversificado su mercado de la siembra y trasiego de enervantes, a las anfetaminas, derecho de piso, secuestros, huachicol, lavado de dinero e incrustación masiva de sus miembros en altos cargos en el gobierno.
Y si bien ello no es nuevo, al menos en el pasado se mantenía el control y la división territorial del poder encabezada por las instituciones de gobierno.
Hoy no.
El crimen organizado tiene tomadas ciudades completas luego de violentarlas y masacrarlas a sangre y fuego. Los ajusticiamientos se suceden a plena luz del día peor que en una guerra civil y no hay poder humano que los contenga.
Hoy Veracruz, desde la perspectiva de México, no puede seguir con ese desborde. Algo está por suceder en la estructura de poder.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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