Es por ello que para Fátima, Gladis Giovana era una mujer de confianza; por ello no opuso resistencia para irse con ella, por ello dejaron que se llevara a la niña. Caminaron varias cuadras y la niña se ve, platica con Giovana sin saber lo que después le harían. Después de cometer su crimen, tanto Gladis Giovana y Mario Alberto se fueron de ese domicilio, dejando el bicitaxi en el que Mario Alberto trabajaba.
Pero después de que el retrato hablado de Giovana se diera a conocer, el hombre regresó por el bicitaxi. La última vez que se vio a esta pareja de asesinos y a sus hijos fue la noche del 11 de febrero, el martes que desapareció la niña Fátima. Fue hasta el día sábado, cuatro días después de la desaparición de la niña, que los asesinos metieron sus restos en una bolsa y la fueron a dejar cerca de donde se la llevaron.