Pero nada funciona porque todo lo que hacen son montajes, experimentos tediosos en los que simulan que combaten a la delincuencia que les escupe en su cara su violencia. Ya sabemos que el interés de mejorar la seguridad en la zona sur de Veracruz, la que hace frontera con Oaxaca, no es por iniciativa del gobernador Cuitláhuac García, sino del gobernador de Oaxaca, el consentido de López Obrador.
Los delincuentes conocen ya las debilidades de este gobierno y los enfrentan cara a cara, sabiendo que estos señores son pura palabrería. El gobernador no puede, Éric Cisneros no puede y Veronica Hernández Giadáns, la fiscal espuria, sólo está para servirles café y galletitas en sus reuniones. Así la ingobernabilidad en Veracruz.