Armando Ortiz / La película Parásitos se llevó todos los premios del 2019: Festival de Cannes, Golden Globes, BAFTA Awards, Asia Pacific Screen Awards y por supuesto el Oscar a la Mejor Película, siendo esto un hito histórico, pues nunca una película en lengua extranjera había ganado este galardón. Parásitos ha decir de los críticos es una película en la que se conjugan diversas genialidades. El guion es magnífico, las actuaciones insuperables, la dirección de lo mejor, los escenarios de lo más adecuados. Pero lo mejor de la película, y lo que hará de esta un referente histórico, es la crítica que se hace a una sociedad que ha normalizado la desigualdad como un requisito del capitalismo: Si no hay una sociedad pobre, no puede haber una élite de ricos.
De ahí que cabe hacer la pregunta: ¿Quiénes son los parásitos, los pobres o los ricos? En la película del director Bong Joon-ho la referencia más directa de parásito es la familia pobre, esa que se roba el wifi de los vecinos, esa que piratea certificados y títulos universitarios para acceder a un trabajo. Sin embargo, conforme avanza la película nos enteramos que los ricos también son parásitos.
La sociedad rica ha creado un emporio de corrupción, de sometimiento, de trabajos mal pagados, de colusión con los gobiernos para después parasitar en ese sistema y vivir a cuerpo de rey. En nuestro país tenemos ejemplos muy claros de ello: Los hijos de Carlos Romero Deschamps, Karime Macías, vecina de Isabel de Inglaterra en Londres, Napoleón Gómez Urrutia, los magistrados y cientos de funcionarios públicos que se han enriquecido a costa del erario público.
El mismo director Bong Joon-ho lo afirma: «Nunca he pretendido proponer una metáfora elaborada. Está claro que la familia pobre parasita a la rica. Viven escondidos en su casa y se aprovechan de ello. Pero, obviamente, la idea es llegar a la idea contraria. Es la familia rica la que hace valer sus privilegios de parásitos de todo un sistema construido por ellos para ellos».
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