Cuando la mayoría la daba por muerta políticamente, sobre todo después de pasar un poco más de cinco años tras las rejas por oponerse la frívola política educativa de Enrique Peña Nieto, sobre todo, a la mal llamada Reforma Educativa que condicionaba la permanencia de los maestros, la maestra Gordillo salió de la cárcel. Fue exculpada por las autoridades y sus derechos ciudadanos, políticos y sindicales están intactos. Su remoción del SNTE fue una medida arbitraria y antidemocrática, sin embargo, los enemigos políticos de la maestra no son pocos y no descansan. Como crustáceos se han pegado en el SNTE, quieren calor y cobijo de parte del magisterio.
No obstante, los maestros no confían en estos personajes que, sin pudor alguno, los traicionaron apoyando la Reforma Educativa. Alfonso Cepeda Salas y su cofradía saben que, si permiten un juego abierto y democrático, perderían la dirigencia. Sus abogados y asesores, encabezados por el padre de la titular del Trabajo y Previsión Social, han puesto candados y trampas legaloides para que la fiesta la celebren sólo ellos con sus incondicionales.
Sin embargo, han cometido un pequeño error: han subestimado el poder de convocatoria que tiene la maestra Elba Esther Gordillo Morales. No conocen la estatura política que tiene la experimentada líder. Han calculado mal, piensan que podrán salirse con las suya, creen que sus elecciones amañadas será un paseo por las nubes. Estos señores se equivocan. Piensan que los maestros se quedarán con los brazos cruzados, y si eso creen estos líderes de papel, están viviendo en el error. No saben que la fiesta está por comenzar.
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