Cuitláhuac, un gobierno de “primos”

Familia de Cuitláhuac García FOTO: WEB
- en Opinión

Edgar Hernández* / 

¡La corrupción y el nepotismo, sellos de la casa!

En efecto, el de Cuitláhuac García es un gobierno de primos… de hermanos, de medios hermanos, de entenados, de abuelas, nietos, hijos, hijas, de tíos, sobrinos y ahijados…

También de novios, novias, queridas, amantes de toda la gama de diversidad sexual tan cercanos a la nómina como al cariño y, por supuesto, un gobierno de compadres.

Toda la fauna familiar está incrustada, incluida la parentela de mala cabeza como “Lupita”, hoy Guadalupe Hernández, “La Jefa”, segunda del Cártel de los Zetas en el sur de Veracruz, prima hermana de Verónica Hernández Giadáns, Fiscal provisional del estado.

El asunto de la “prima incómoda”, más que destapar la cloaca del nepotismo, vino a revivir esa práctica del gobierno de Cuitláhuac García, hecha pública desde el arranque del sexenio.

El espinoso asunto de Verónica y sus ligas consanguíneas con su prima hermana que, “hace 30 años no veo”, pero que liberó de la cárcel a las dos semanas de haber llegado a la Fiscalía, según revela el periodista Ignacio Carvajal, nos regresa a la memoria el tema de doña Manuela, abuela de Cuitláhuac García, y sus dos hijos con padre diferente que dio lugar al parentesco consanguíneo de Cuitláhuac y Eleazar, los primos, uno gobernador, el otro subsecretario de Finanzas y responsable de los dineros de Veracruz.

Nos regresa a evocar al papá del jefe de las instituciones de gobierno, don Atanasio, quien gana dos pensiones –jubilado de la UV y jubilado del Cetis- y un empleo en la Secretaría de Educación en el estado.

Nos lleva de manera obligada a citar al hermano del mandatario, Tonatiuh García, quien desde la SEV hace y deshace, al igual que el hermano, Quetzalcóatl, maestro de la Cetis “Mier y Terán”, acusado de acoso sexual, según dio cuenta la periodista Claudia Guerrero, el 14 de julio del año pasado.

Es la misma colega quien publica que Diego Eusebio Portugal Morales, trabaja en la Coordinación de Giras de la Oficina del Gobernador. Diego es el hijo no reconocido de don Atanasio.

Pero todo ello es Pecata minuta al observar que ahí presente en la nómina, también aparece la sobrina de don Cuitláhuac, Nitzya, hija del primo Eleazar, quien desde el DIF controla y da el visto bueno a las licitaciones que están sobre un presupuesto de mil 100 millones de pesos.

Ello al igual que su hermano Eleazar Guerrero, hijo del primo, Director General de Vinculación Institucional de la Secretaría de Seguridad Pública con un presupuesto que raya en los dos mil millones de pesos.

En segundo nivel, pero no menos importante se ubica el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, quien se ostenta como primo de Beatriz Gutiérrez, esposa del presidente López Obrador.

Y qué decir del “Superdelegado” Manuel Huerta Ladrón de Guevara, quien impuso a su prima Sofía Martínez Huerta, oscura secretaria de un juzgado para ungirla como Presidenta del Tribunal Superior de Justicia y de la Judicatura, el Poder Judicial ni más ni menos.

En la lista del nepotismo a todo lo que da, se ubica también el secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, quien según denuncia pública tiene incrustados a siete sobrinos de primer grado y a su pareja sentimental, en clínicas, hospitales y direcciones de sanidad internacional.

La Secretaria del Trabajo, Guadalupe Arguelles, tampoco canta mal las rancheras. Tiene a su hija la joven Quetzalli Cárdenas Argüelles, como responsable del Jurídico.

La diputada local por Xalapa, Rosalinda Galindo Silva es otra de las perlas de la actual administración. Tiene más de 19 parientes metidos en la nómina.

Para darnos un quemón Nadia Alvarado y Katia, sus hijas, cobran en la Secretaría de Turismo; Juan de Dios Alvarado, su esposo cobra 60 mil como regidor quinto de Xalapa; su hermana Esperanza está en la nómina de RTV; su hermano Héctor, en la Secretaría del Trabajo, su otro hermano Rafael, es alto funcionario de la Contraloría y su cuñado José de la Cruz, percibe jugoso salario en Invivienda.

Ah, olvidaba a Jorge Ignacio Aguilar, esposo de Esperanza Galindo, hermana de la diputada, es asesor de la cuñada ¡Vaya desmadre!

Otro que se despacha con la cuchara grande es el diputado José Manuel Pozos, quien tiene en la nómina de Finanzas a su hijo del mismo nombre con el cargo de subsecretario de Planeación.

Pero el asunto no para ahí.

El responsable del WTC de Boca del Río, Oscar Lara, un viejo panista converso a Morena que apoyó millonariamente la campaña de Cuitláhuac García, lo cual le permitió imponer a Verónica Aguilera Tapia, como titular del DIF, dispone de buena parte del presupuesto de la institución. Su relación con doña Verónica le ha dado altos dividendos.

Nos queda un referente más, la Contralora, Mercedes Santoyo, una dama que, o está ciega o le pusieron una venda en los ojos, ya que no ve nada anormal en la institución de gobierno, no ve nepotismo, no ve corrupción, no ve tráfico de influencias; no ve nadita de nada.

Aquí la pregunta obligada es por qué el gobierno del cambio, el de la 4T, el de los besos y balazos o, ¿cómo se dice?, el de los abrazos no balazos, permite tal escalada.

La respuesta es sencilla.

El gobierno federal sabe que Veracruz es una de las cinco entidades más importantes y productivas, la quinta con mayor presupuesto y la segunda en riquezas naturas, todo ello clave para el clientelismo electoral que en la entidad suma dos millones de votos.

Es fundamental, por tanto, para el proyecto que Veracruz con sus 130 mil millones de presupuesto anual que sea manejado por gente poco competente, por los que se entretienen en pillerías y acciones de nepotismo no punibles.

Que no ejerzan el dinero público o que paguen impuestos atrasados como se adelantó hace unos días al comprometerse el gobierno de Cuitláhuac a cubrir en cuatro partes los dos mil millones de impuestos que adeuda la Universidad Veracruzana al SAT, dinero que irá directo a las arcas federales.

Eso es lo que necesita AMLO, dinero para sus chairos. Mucho dinero para sus caprichos como el inviable aeropuerto de Texcoco, el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas. Dinero para abonarle a las elecciones intermedias a la vuelta de un año.

El Peje no quiere inteligentes, ni talentosos que resuelvan los problemas de seguridad pública, económicos, de salud o infraestructura carretera, quiere gente como la que está al frente de las instituciones, gente “buena”, gente “honesta”, gente “bendita”.

Por ello quienes apuestan a que Cuitláhuac se va o será reconvenido por nepotismo o corrupción, tendrán que acudir a la Vitacilina.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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