César, quien actualmente tiene 24 años, vivía como indigente en Hermosillo, Sonora, a mil 522 kilómetros de su natal Zamora, Michoacán y fue a través de una llamada que realizaron integrantes del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, quienes rastrean a personas desaparecidas entre la población indigente, como le dieron la noticia a Gabriela que habían encontrado a César.
Cuando Gabriela se trasladó a Hermosillo, lugar donde se encontraba su hijo perdido, dijo lo siguiente: «Eran muchos nervios, desde que llegamos sabía que ya estábamos en Hermosillo, tenía sentimiento encontrados… tristeza, alegría, miedo, todo». Cabe señalar que cuando le preguntaron a César que había ocurrido en todos esos años, éste no respondió nada, pues al parecer el joven padece un trastorno mental. Ahora el joven ya se encuentra con su madre quitándole ese peso de la angustia, que suele ser peor que cualquier otra sensación que pueda existir. Porque no es lo mismo saber que un familiar está muerto a estar con la angustia de no saber dónde se encuentra.