Sin medicinas para niños con cáncer

El gobernador Cuitláhuac García Jiménez con el titular de Salud, Roberto Ramos Alor FOTO: VÍCTOR HUGO MORENO/FOTOVER
Ni Cuitláhuac ni R. Alor son padres
Insabi cobra atención en tercer nivel

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / NI EN Veracruz ni en el resto del País las cosas cambiaron de un año al otro en materia de salud, pese al compromiso presidencial en el ámbito Federal, y gubernamental en el Estatal, pues niños con cáncer siguen padeciendo la ausencia de medicamentos que ponen en riesgo sus vidas, y que pese a ello, ni la más alta autoridad, en este caso el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez, ni el responsable del área, Roberto Ramos Alor, se dignan a atender a los atribulados papás que sufren cuando se interrumpe el tratamiento de sus descendientes, sabedores de que ello significa, tal vez, un tiempo menos de vida o el agravamiento del mal que no respeta a nadie. No está de más recordar que el cáncer es el nombre que se da a un conjunto de enfermedades relacionadas, que si no son atendidas en tiempo y forma pueden agravar la salud de los pacientes e, incluso, causarles la muerte. El cáncer se puede presentar casi en cualquier parte del cuerpo humano, y es la segunda causa de mortalidad infantil en el País, según cifras de la Secretaría de Salud Federal. Lo peor es que en México hay solo 135 oncólogos pediatras para los más de cinco mil casos de cáncer infantil que se registran anualmente, aun cuando cada año fallecen en promedio 2 mil 300 menores, y Veracruz no es la excepción y por ello, muy a pesar del compromiso del Gobernador de que no habría escasez de medicamentos para niños con cáncer ni en el pasado ni ahora, y del acuerdo asumido en la materia por Ramos Alor, la historia se repite constantemente.

APENAS EN Octubre del año pasado, padres de niños afectados se manifestaron en Xalapa y en el puerto de Veracruz para denunciar que a más de 40 menores que eran atendidos en el Hospital Infantil de Veracruz les fueron suspendidas sus quimioterapias, esto debido a que el equipo médico que requerían para el procedimiento estaba descompuesto, además de que tampoco contaban con los medicamentos para estos tratamientos. Hubo un compromiso en las altas esferas pero, como siempre, no se ha cumplido. Infame, sin duda, que se privilegie la compra de camionetas último modelo para secretarios de despacho y funcionarios de medio pelo, cuando hay pequeños que necesitan urgentemente medicamente para mejorar su calidad de vida y prolongan la existencia, y en muchos casos librar la muerte. Es inconcebible que García Jiménez –acaso porque no es papá-, deje abandonados a esos chiquitines a su suerte, y considere el problema menor, cuando se trata de algo urgente, ya que las quimioterapias apaciguan, también, los intensos dolores de los pacientitos que no pidieron enfermarse de cáncer, sino que son producto de la genética heredada.

TAN LASTIMOSO como lo anterior es que los papás no reciban palabras de consuelo y respaldo, porque uno se pregunta: ¿Qué pierde el Gobernador si se reúne con los padres de los menores afectados y les ofrece apoyo? o ¿En qué perjudica a Roberto Ramos Alor recibirlos en sus cómodas oficinas y ofrecerles aliento? Quizá en nada, pero el mal entendido orgullo de ambos que no son papás y, por tanto, no sienten el dolor que enfrentan los padres que si lo son, les hace comportarse con semejante majadería, aunque esa práctica ya es común en la llamada Cuarta Transformación que no recibe a nadie.

EN OCTUBRE una atribulada mamá de nombre Cora de Jesús Rodríguez, madre de uno de los pacientes, denunció que desde hacía 4 meses había pedido al Gobierno del Estado y a la Secretaría de Salud que se surtieran en tiempo y forma los medicamentos que necesitan los niños con cáncer, además que enviaran técnicos a revisar las instalaciones que se requieren para el suministro de las quimioterapias, pero nadie le hizo caso y eso motivó que la campana de fluidos tipo tres citotóxica se descompusiera sin remedio, afectando a pequeños cuyas edades oscilan entre los 4 meses y los 17 años quienes padecen diferentes tipos de cáncer que tuvieron que suspender sus tratamiento, lo que significó un retroceso en su lucha contra la enfermedad. Ni en ese tiempo ni ahora, la Secretaría ha remediado semejantes necesidades, y las marchas y plantones no se han hecho esperar con justificada razón en este Gobierno de simulaciones, tanto Estatal como Federal.

VEA USTED: El sábado 4 de este mes, el presidente de la Comisión de Salud en el Senado, Miguel Ángel Navarro Quintero pidió no caer en el triunfalismo con la puesta en operación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), y menos de suponer que estamos entrando en una nueva etapa tras la desaparición del Seguro Popular. “Demandaría de los gobernadores que todos sean parte de la vida misma del instituto y que, en esta nueva dinámica, volviéramos a regularizar las plazas e impulsar la eficiencia de hospitales. El Insabi, añadió el morenista, tiene que mostrar por qué sustituyó al Seguro Popular, para comprometer una cobertura universal de servicios y tratamientos”. Cuatro días después, en la mañanera presidencial, un reportero presentó prueba de que nada ha cambiado, ya que el nuevo organismo sigue cobrando cuotas de recuperación en servicios de tercer nivel, esto es, en áreas especializadas, cuando el titular del Ejecutivo Federal había dicho que no se cobrarían en los hospitales públicos que forman parte del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que la atención médica y los medicamentos serían gratuitos, y que bastaba una credencial de elector y no estar afiliados ni al IMSS ni al ISSSTE para ser atendidos. Nada más falso.

ANTE LAS evidencias de que si se está cobrando el servicio como cuando funcionaba el Seguro Popular, al Presidente no le quedó sino decir que de manera gradual se llegará a un acuerdo con los directivos de esos centros de atención para que no se exija un monto. “Vamos a ir resolviendo lo de las cuotas de recuperación porque eso impide que el servicio sea gratuito, esto se da en hospitales de especialidades, pero llegaremos a un acuerdo”. Y uno se pregunta: ¿Qué acaso su palabra no vale?. Porque la promesa fue desaparecer al Seguro Popular por la corrupción y saqueo que engendraba, y en ese sentido se creaba el Insabi que daría atención y medicamentos gratuitos en todas sus áreas, algo que no está ocurriendo, y el Presidente lo reconoce pese a haber dicho lo contrario y supuestamente haber dado instrucciones al respecto.

TAL VEZ por esa costumbre de la Cuarta Transformación de mentir insistentemente para salir del paso, los padres de niños con cáncer deberían obligar al sector salud del Estado a comprometerse ante notario público, que se dará prioridad a la compra de medicamentos que requieren sus hijos, pues la salud de quienes llamamos el futuro de México es más importante que regalar el dinero en programas clientelares electorales a ninis y otros sectores de población, ya que ni ha bajado la inseguridad como suponía el Presidente ni tampoco se han incrementado empleos para los muchachos de transformando el futuro, porque los empresarios no tienen liquidez para crear más fuentes ocupacionales. En fin, las mentiras siguen vigentes. Así de simple. OPINA [email protected]

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