Francisco Vargas / Tras los acontecimientos de la semana pasada, donde el Presidente estadounidense Donald Trump dio la orden de ejecutar al general iraní Qassem Soleimani, en el mundo entero se empezó a esparcir el grave rumor sobre el inicio de una posible tercera guerra mundial, dado que las condiciones de enemistad entre Estados Unidos e Irán, (dos países nuclearmente armados) han sido criticas durante los casi 4 años de Gobierno del Presidente Trump. Las condiciones mediante las cuales el ejército norteamericano asesinó a Soleimani fueron mal vistas, en su mayoría, por la comunidad internacional. Primero, porque la orden de Trump fue tomada mientras disfrutaba de unos días de golf en su Club Privado de Florida y usó audazmente una de sus facultades como Presidente para movilizar un ataque armado en el extranjero sin consultar al Senado, y segundo, porque el ataque ocurrió en territorio de Irak, país vecino y actual aliado de Irán.
Sin embargo el Presidente Trump, inmediatamente al siguiente día desde la Casa Blanca, reafirmó valientemente su decisión y postura sobre el [según él] merecido ataque que terminó con la vida de uno de los personajes que más daño habían causado en medio oriente. Así mismo, la reacción iraní no se hizo esperar, y de manera contundente condenó la muerte de su alto mando militar, amenazando con venganza a los Estados Unidos. Las reacciones de países como Rusia, China, Corea del Norte y desde luego Irak (aparentes adversarios de EEUU) fueron de brutal rechazo a la agresión americana y por ello inmediatamente se encendieron los focos rojos sobre un posible enfrentamiento armado en la ONU, el cual no pasó (afortunadamente) de una simple y momentánea alarma.
Pues es que la realidad que vive nuestro planeta, que a lo largo del tiempo se ha ido modernizando y llenando de una infinita y extensa tecnología en todos los sectores, hacen que al mismo tiempo las potencias mundiales, sigan desarrollándose y fortaleciendo sus ejércitos, previniendo precisamente que sucedan acontecimientos como los de Soleimani, estando siempre conscientes de que una guerra (al menos entre las primeras 10 potencias militares) sería hablar del exterminio de la raza humana.
Ya que como lo mencionó el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, citando a Albert Einstein: “No sé con qué armas se combatirá la tercera guerra mundial, pero la cuarta guerra mundial se peleará con palos y piedras”, haciendo referencia al fin de la civilización. Y ciertamente las declaraciones del mandatario ruso en el 2018 parecen haber sido tomadas en cuenta por muchos de los más importantes dirigentes a nivel mundial, ya que después de la segunda guerra mundial, hemos vivido en un mundo “aparentemente” pacífico, tomando en cuenta que desde la creación de la ONU, sólo han estallado guerras regionales sin daños tan severos comparándolas con las del siglo pasado.
Si hay algo que se le puede reconocer como acierto a Putin [que lleva casi 20 años en el poder], es su afirmación de que al menos hasta el día de hoy, el miedo al exterminio mutuo, siempre ha contenido a los dirigentes mundiales a no tomar decisiones brutalmente extremistas que pongan al planeta entero al borde del aniquilamiento. Por ello, es que dicho sea de paso agregar que no es nada agradable “buscar una guerra donde no la hay”.
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