A esas anomalías habría que agregar el uso indebido de las cuotas sindicales, el provecho que saca del condicionamiento a los trabajadores de sus prestaciones económicas previo porcentaje para ella y su banda de secuaces; se habla que el sindicato, es decir ella, se queda con el diezmo de los préstamos otorgados, los cuales provienen de un presupuesto destinado para ello por el ISSSTE. Y qué decir de la venta de plazas que se llegan a cotizar hasta en 200 mil pesos. También están los cambios de códigos funcionales a los trabajadores que le llegan al precio y no por derecho a la mejora laboral, los cambios de adscripción que llevan períodos prolongados sin resultados a menos que pagues la respectiva cuota al sindicato.
Vale señalar que durante los 26 años que Luisa Ángela Soto lleva dentro de la estructura de la sección 26 del SNTSA nunca ha habido una convocatoria en abierto para la renovación del comité estatal seccional como lo establece el estatuto general del SNTSA, manteniéndose con esto, la violación al derecho libre y secreto al voto de los trabajadores para la elección de sus representantes sindicales. Sin embargo, todo eso, en el gobierno de López Obrador se acabó. Luisa Ángela Soto puede correr el mismo destino de muchos líderes sindicales que se niegan a dejar el poder.