Está tan seguro Estados Unidos de lo que está solicitando que ni siquiera le preguntó al gobierno de López Obrador si estaba o no de acuerdo. Por supuesto, el subsecretario de Asuntos para América del Norte, Jesús Seade, quien se supone había estado muy pendiente de las negociaciones, ya pidió explicaciones al embajador Robert H. Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, sobre los inminentes inspectores laborales, asegurando que en eso no habían quedado.
Por supuesto, entre más fuerte pegue el grito al cielo, más evidente podría ser la derrota diplomática de México. Pues para echar abajo la oposición a esos inspectores laborales, bastará con que el presidente Donald Trump amague con llamar terroristas a los narcotraficantes mexicanos, o sino ya se le ocurrirá otra artimaña, de modo que México tendrá que ceder.