En su artículo publicado para El Universal titulado “Desprecio por el conocimiento”, José Woldenberg dilucida sobre el dicho del presidente López Obrador de preferir que sus funcionarios tengan 90 por ciento de honestidad contra 10 por ciento de experiencia.
En ese mismo artículo el académico, fundador del Instituto Federal Electoral (IFE ahora INE), hace una dura crítica de la escena “mística” que se viviera en el Congreso, donde Roberto Ramos Alor se dejara hacer una limpia: «Lo del secretario veracruzano, ni más ni menos que de salud, un funcionario obligado a actuar conforme a los avances de la ciencia, porque hasta donde sabemos la medicina lo es, envuelto en el humo de la superchería, no puede sino llamar a espanto.
»Porque, caray, ciencia y paparruchas son actividades que no solo se despliegan de manera paralela, sino que se repelen mutuamente. Por eso el artículo tercero de la Constitución establece que el criterio que orientará a la educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios». Tiene razón el académico, la ignorancia, la falta de conocimiento y las supercherías abundan en esta 4T.
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