Cuenta Luis González de Alba en su columna publicada en el periódico Milenio: «En una ceremonia en el Banco de España, a Fidel Herrera le gustó un cenicero y se lo echó al bolsillo del abrigo. Otro mexicano lo amenazó con denunciarlo si no lo dejaba. También los hay. ¡Atornillen los ceniceros!». Fidel robó mucho en Veracruz, sólo por robar, lo mismo que Javier Duarte de Ochoa.
Pero se esperaba que el gobierno de la Cuarta Transformación, encabezado por Andrés Manuel López Obrador escogiera muy bien a sus funcionarios y diplomáticos. Todos roban, y sólo nos enteramos cuando los descubrimos, y a pesar de descubrirlos, con todo el cinismo del mundo lo niegan. Veracruz en este sexenio no es la excepción. Un ejemplo: Zenyazen Escobar pactó exclusividad de Pepsi para las escuelas, y se quedó con el moche que la empresa refresquera ofrece a quien negocie el trato. ¡Eso también es robar!