Ante este ejemplo sarcástico, uno se pregunta, ¿cómo es que hay imbéciles que festejan las mentiras de Karen, la joven presuntamente desaparecida, diciendo que ella tiene derecho a hacer lo que quiera. Por cierto, Karen, quien se pasó toda la tarde y parte de la madrugada en un bar de Coapa, mientras sus familiares y todo México la buscaba, ya confesó. Karen dijo que mandó ese preocupante mensaje de WhatsApp a su madre y que después apagó el celular.
También confesó que después del bar durmió cerca de la caseta de peaje México-Cuernavaca. El taxista que la mañana del miércoles la recogió señala que Karen no se veía preocupada o angustiada. Karen le hizo la parada y pidió la llevaran a su casa donde se enteró de todo lo que había ocasionado. Finalmente, Karen dijo estar arrepentida por su actuar.