Los informes señalan que Luis había dicho a Ernestina, su mamá, que alimentaría a su mascota, la cual se encontraba en la azotea. Momentos después la mujer subió a buscarlo y al llegar a la zona de tendederos encontró la terrible escena. El niño se encontraba con una soga en su cuello. En la carta póstuma que dejara el pequeño Luis decía. «Mamá, papá y Xime, hice esto porque ya no podía seguir así. Ya sentía mucho dolor y frustración, lo siento mucho. Háganme un bonito entierro. Díganles a mis amigos que los voy a extrañar».
Ernestina ante el terrible acontecimiento dio aviso a las autoridades, quienes hicieron una inspección del lugar del deceso. Cuando preguntaron a la madre que pasaba con su hijo, que lo llevó a tomar esta decisión, ella no supo qué decir, pues a ella le parecía un chico noble y alegre. Esa mañana iba a preparar unos hot cakes, «que era lo que más le gustaba a él», señaló la madre.