El presidente de la reconciliación y la República fraterna es el mismo al que le da flojera hablar con la sociedad civil, el que ordenó violar la ley para nombrar a una persona incondicional en la CNDH o el que descalifica como conservador decimonónico a todo aquel que se atreve a criticarlo. Andrés Manuel es el político cercano a las personas vulnerables, quien va por los pobres para traerlos a la dignidad, el luchador social infatigable.
López Obrador, en cambio, es el que canceló arbitrariamente el aeropuerto de Texcoco, quien dejó plantadas a las víctimas que han sufrido la violencia del Estado, quien lanzó gas lacrimógeno contra los presidentes municipales que exigían ser escuchados.
En el 2020 tendrá frente a sí una doble y muy grave crisis: violencia y decrecimiento económico. Con todo, el futuro podría ser luminoso siempre y cuando Andrés Manuel le gane la partida a López Obrador. Que la fraternidad se imponga sobre la polarización en el balcón central del Palacio Nacional”.