Edel llegó sin méritos al Tribunal Superior de Justicia, impulsado por el gobernador Yunes Linares. La misma magistrada Yolanda Cecilia Castañeda había advertido: “Ya cualquier pendejo puede ser magistrado”. Y se cumplió la sentencia. Edel nunca litigó, no sacó de la cárcel ni a un borracho que se hubiera orinado en la esquina de un crucero, pero aun así fue presidente del Tribunal, porque así convenía a los intereses de Yunes Linares.
Sin embargo, una vez que se vio frente a otro Ejecutivo, una vez que las presiones lo abrumaron, Edel mostró de qué estaba hecho y traicionó. Pero no sólo traicionó a Yunes Linares, quien lo colocó en ese lugar sin méritos, sino a los veracruzanos, que esperaban de él una impecable impartición de justicia; pero nos traicionó. Edel Álvarez Peña está hecho de la misma materia que Lorenzo Portilla, extitular del ORFIS y de la misma materia que muchos del actual gabinete y que tarde o temprano lo acompañarán en ese noveno círculo del infierno de Dante.