La mayoría de los mexicanos no somos economistas ni conocemos las terminaciones técnicas que utilizan los señores que conducen las finanzas del país. Sin embargo, resulta preocupante cuando se habla de una recesión técnica. Según los conocedores, ésta ocurre cuando se registran contracciones del PIB (Producto Interno Bruto) nacional durante dos trimestres consecutivos. Es cierto que hay una diferencia sustancial entre una recesión técnica y una crisis económica.
Una crisis económica representa una pérdida de ritmo en el crecimiento económico y además implica desestabilidad financiera pronunciada con efectos negativos a nivel macro y microeconómicos. Por su parte, una recesión técnica atiende a ligeras contracciones que son posibles de corregir a través de cambios en el gasto público.
No obstante, también es un llamado de alerta, ya que si no se remedian los puntos negativos, se puede caer en una crisis económica y eso ya son palabras mayores. Y es que los mandamases del país y algunas calificadoras han pronosticado que México podría encontrarse en recesión técnica, debido a que el primer trimestre del 2019 la economía cayó 0.2 por ciento y existen probabilidades de que continúe en terreno negativo para el segundo trimestre.
Ojalá y los encargados de las finanzas implementen medidas que se refleje en beneficio de la clase media, no solo en los que menos tienen, como lo ha estado haciendo el presidente.
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