Verónica Hernández Giadáns, fiscal espuria de Veracruz, se tomó una foto de cachetito con la recientemente defenestrada Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, y ya anda anunciando que la señora respalda y reconoce su trabajo. “Respaldar” y “reconocer”, palabras engañosas que no dicen gran cosa. Claro que la respalda, ni modo que Segob le quite respaldo a una entidad federativa; claro que reconoce su trabajo, como los padres que reciben la boleta llena de seises de su hijo y no les queda más que reconocer que el chamaco les salió bastante bruto.
Las mismas palabras del comunicado la descabezan: «La titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero respaldó el trabajo realizado desde su llegada por Verónica Hernández Giadáns al frente de la Fiscalía General del Estado, y enfatizó que en la medida de los resultados que vaya dando, se tendrá confianza en el Gobierno».
«En la medida que los resultados se vayan dando se tendrá confianza en el Gobierno», en la medida, porque lo que es ahora, la fiscal espuria sólo ha dado muestras de su ineficiencia, de su servidumbre, de su incompetencia. Pero claro, hay que sacarle provecho a la foto con una secretaria de Gobernación, quien por cierto desilusionó a muchos cuando validó el gobierno de cinco años de Jaime Bonilla en Baja California.
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