Ni la burla perdonan. El diputado Juan Carlos Molina siempre denunció la cerrazón del gobierno de Veracruz, un gobierno sordo cuyos secretarios de despachos se sentían dueños absolutos de Veracruz. Constantemente lo denunciaba: «Es una pena que hay secretarios (del Gobierno estatal) que no nos contestan una llamada a los diputados, no nos reciben así sean de Morena, sean del PAN, del PRI, del Verde, de Movimiento Ciudadano, los señores secretarios se creen los dueños absolutos de Veracruz y hasta al mismo gobernador engañan con sus informes».
A la hora que Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz, informaba sobre la muerte del diputado Juan Carlos Molina y prometía que en ese crimen no habría impunidad, atrás de él estaban tres de esos funcionarios de los que hablaba Juan Carlos Molina: Éric Cisneros, secretario de Gobierno, Hugo Gutiérrez Maldonado, secretario de Seguridad Pública y Esteban Ramírez Zepeta, secretario particular del gobernador.
Estos eran los funcionarios que no contestan las llamadas de los diputados, que no contestaron las llamadas de Juan Carlos Molina. Pero ahora se prestan para el montaje del duelo y dicen que se hará justicia, que su asesinato no quedará impune. ¡Hipócritas!
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