No sólo fue Veracruz, fue en varios estados y en la misma capital donde la elección de delegados morenistas estuvo manoseada por funcionarios de la Cuarta Transformación. De hecho, ya hay investigaciones sobre funcionarios del gobierno que pueden ser sancionados por meter las manos y ordenar meter las manos en la elección de delgados. Señala el periodista Salvador Soto que uno de esos funcionarios es Gabriel García, coordinador de los 32 superdelegados estatales, a quienes les ordenó utilizar recursos públicos para favorecer la campaña de una de las candidatas.
Error de cálculo del presidente al suponer que, así como se comportaba él se comportarían todos sus funcionarios. La verdad la tiene en frente. Los militantes de Morena no lo están imitando a él, sino a Yeidckol Polevnsky, la dirigente nacional, quien está dando cátedra de corrupción, escasa sensibilidad política, insensatez, agandalle y otras tantas virtudes que como opositora del gobierno no se le veían.
Es por ello que existe razón fundada para pensar que cuando le llenen el buche de piedritas, López Obrador podría abandonar el barco y dejar a los militantes a la deriva. Ese sería el desastre de este partido que en pocos años alcanzó la presidencia, pero gracias a su fundador, porque solos no ganarían ni cinco diputaciones.
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