Namiko Matsumoto apesta a Javier Duarte, a Gina Domínguez y a su sobrino Éric Lagos. Ella se prestó para la farsa que aún persiste, la llamada Comisión Estatal para la Atención y Protección a Periodistas a la orden de Gina Domínguez. Después, y gracias a los cabildeos de su sobrino Éric Lagos, llegó a la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Veracruz. Pero Namiko, a pesar de tosas sus omisiones y de ser tapadera de genocidas, aspiró a la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Sólo que el día de su comparecencia con diputados y senadores, le recordaron su pasado duartista. El periodista Ignacio Carvajal reporta: “Una senadora le preguntó incluso si en algún momento ella llegó a pensar en renunciar a ese cargo ante las graves violaciones a DH durante el duartismo y Namiko, un tanto nerviosa, afirmó que fue completamente independiente no sólo del cordobés, también de los siguientes gobiernos, y que por eso el montón de recomendaciones contra duartistas que salieron cuando ya habían dejado el poder, al menos las más relevantes- y que ella sólo marchaba con las víctimas”.
Mentira, siempre se puso de tapete del gobierno. Para muestra un botón. La recomendación a Winckler por la supuesta tortura a Gilberto “N”, un hombre acusado de genocidio y hoy protegido de la Cuarta Transformación. Lo dicho, Namiko apesta a Duarte, y eso no se quita ni con perfume francés.
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