Esos rituales tenían la finalidad de que al iniciado lo blindaban para que no le entraran las balas. Cabe mencionar que entre los narcotraficantes es común este tipo de altares y rituales.
Tan sólo a finales de los años 80’s se documentaron las actividades de los famosos narcosatánicos, Adolfo de Jesús Constanzo, El Padrino y su secretaria y asistente, Sara Aldrete, La Madrina, quienes también tenían la creencia de que estaban protegidos y de que las balas no los atravesarían; pero los atravesaron y ahora son parte de la historia. Por cierto, en 2019 se cumplieron 30 años de su muerte.