Parafraseando la canción de Juan Gabriel que interpretara magistralmente Lupita D’Alessio: «Te pareces tanto al PRI, que no puedes engañarme». Esa frase le queda al dedillo a los dirigentes de Morena que buscaron al «haiga sido como haiga sido» colocar a sus delegados distritales para tener control sobre las futuras selecciones de candidatos a puestos de elección popular. No hubo mesa donde no se hayan dado disturbios; no hubo distrito donde no llegaran los acarreados; no hubo líder que no ocupara recursos estatales para pagar esos acarreos.
La mano de todos estuvo en esta elección, Manuel Huerta y sus delgados, Éric Cisneros y sus funcionarios, Cuitláhuac García y sus cercanos, Rocío Nahle y sus emisarios; todos se olvidaron de sus principios, escrúpulos, moral, ética, se quitaron su disfraz de democráticos y dejaron ver al priista que traen adentro. ¿Dónde quedó el no mentir, no robar, no traicionar? ¿Dónde quedó la doctrina lopezobradorista que pretende desterrar todas estas prácticas antidemocráticas?
Por supuesto, la dirigencia dirá que fueron casos aislados, y que Morena sigue siendo un ejemplo democrático en el país. O quizá digan lo que dijo Yeidckol Polevnsky, la dirigente de este partido, que no tenemos derecho a criticar, porque la crítica es patrimonio de ellos.
Comentarios