El mismo Mussio relata algunas de las cosas que a Javier Duarte, ya borracho, le sucedían: “A medio trayecto, conmovido por el momento, agitados los recuerdos de campaña, colmó de agradecimiento a Carlos Romero Deschamps. Y luego plantó un beso en la mejilla del dirigente nacional del sindicato petrolero. ‘Es un beso de caballeros’ dijo justificando tan emotiva muestra de cariño, ‘cariño de caballeros’”. Vaya usted a saber si otro día el líder petrolero se volvió a reunir con Javier Duarte en el apartado de algún restaurante.
Si el beso le gustó, tal vez lo hizo, pero si no le gustó, tal vez optó por declinar las invitaciones del gobernador al que, ya entrado en copas, echaba a la cochina a andar, y pues esta se le iba para el monte. Hoy Romero Deschamps está próximo a ser acompañante de Javier Duarte en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, donde ya está Duarte, donde ya está su abogado Juan Collado.