El Circo en México

El Circo en México FOTO: WEB
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Jorge Díaz Bartolomé / Casi todos hemos visitado al menos una vez en la vida un circo, siempre nos traerá algún recuerdo de nuestra infancia.

El circo siempre ha sido para todo público, sin embargo las clases sociales siempre estaban definidas de acuerdo a las localidades, los palcos eran ocupados por los ricos, las lunetas por la clase media y el pueblo común ocupaba las gradas. De acuerdo con Enrique de Olavarría y Ferrari en su libro “Reseña histórica del teatro en México”, el antecedente más antiguo que se tiene noticia de las compañías circenses se remonta al año 1790, con la llegada de la “La Romanita”, que viajó desde la península ibérica para presentar a sus acróbatas, fue la primera vez que se mencionaba el término “payaso”, como sinónimo de gracioso. Durante el siglo XIX arribaron a nuestro país grandes compañías europeas y estadounidenses, cada una con un estilo definido, lo que marcó los precedentes del circo mexicano. El circo “Treviño” fue el primer gran circo surgido en nuestro país, ya que le daba competencia al circo de los hermanos Orrin, el más famoso durante el Porfiriato.

El Circo Orrin inició actividades en Mexico en 1881, por iniciativa de una familia de ingleses, la compañía contaba con una novedosa tecnología para la época, tenía una programación y elegancia espectacular. Fue el primer circo que construyó un escenario formal de un teatro en la Plazuela de Villamil -hoy Eje Central. En el circo Orrin se consagró la figura del payaso más famoso de todos los tiempos “Richard Bell”, conocido por ser el preferido de don Porfirio Díaz, las crónicas señalan que era el único que hacía reír al recio General. El circo cerró sus puertas para siempre en 1906; cincuenta años después sería construido en ese mismo lugar el “Teatro Blanquita”.

Paralelamente surgía en México la compañía de autómatas “Rosete Aranda”, la cual fue fundada por los hermanos Julián, Hermenegildo, Buenaventura y María de la Luz Aranda en Huamantla, Tlaxcala en 1835. La compañía “Rosete Aranda” innovó la técnica de construcción de personajes de madera, barro, papel y tela, creando con ello más de 5 mil títeres a lo largo de su historia; la empresa editaba sus obras, partituras para la orquesta, folletos, programas, boletos y carteles. Dentro de su elenco aparecía el “Vale Coyote”, antecedente de “Cantinflas” y “Palillo” y las “Coplas de don Simón”, también presentaba personajes como “Richard Bell y Mr. Orrin”; esta compañía de títeres presentó funciones especiales a Antonio López de Santa Anna, Benito Juárez, Francisco I. Madero y Porfirio Díaz.

El investigador Julio Revolledo relata en su libro “El circo en la cultura mexicana”, que pesar de la lucha revolucionaria, surgió otra compañía llamada “Circo Teatro Carnaval Beas Modelo”, propiedad de don Francisco Beas, quien contaba con el apoyo económico de Pancho Villa, declarado amante del circo y los actos ecuestres. Esta empresa creció tanto, que llegó a trasladarse en 35 vagones de ferrocarril de su propiedad y se presentaba en las principales ciudades de la provincia; la compañía contaba con más de 400 personas, siendo el circo más grande en toda la historia de México. Al “Carnaval Beas Modelo” se incorporó el matrimonio conformado por Domingo Cárdenas y Rebeca Suárez, quienes realizaban diversos actos, ellos tenían fuertes raíces circenses en Jojutla, Morelos; durante una de sus giras en provincia, nació el pequeño Rodolfo Cárdenas en Xalapa, Veracruz. Su nombre artístico “Rudy Cardenas” llegó a ser considerado el mejor del mundo, desde la década de los cuarenta, hasta entrados los años ochenta. El malabarista Rudy cumplió contratos en el Lido Show de Paris, en el Stardust de Las Vegas y el Palladium de Londres, entre otros.

El circo Atayde Hermanos es el más conocido en la historia reciente, sus inicios comienza en 1874 cuando Aurelio y Manuel Atayde Guízar, originarios de Fresnillo, Zacatecas escaparon de su casa para unirse a una pequeña compañía itinerante de maroma; al enterarse el padre de su huida, rastreó los pasos del pequeño circo y encontró a los pequeños, cuando éstos realizaban peripecias en un improvisado escenario; los hermanos Atayde lograron materializar su sueño y en 1888 fundaron su circo. Dentro aquellas primeras carpas surgieron artistas de la talla de Mario Moreno “Cantinflas”, José Antonio Espino Mora “Clavillazo”, Germán Valdés “Tin Tán”, Adalberto Martínez “Resortes”, Roberto Soto “El Panzón Soto” y su hijo Fernando Soto “Mantequilla”, Jesús Martínez “Palillo”, Fanny Kauffman “Vitola”, entre muchos otros. El cartel en el diseño gráfico y como una forma promocionar un espectáculo, se lo debemos también a los circos.

En una época más reciente surgieron otros circos, también con grandes atracciones, como el “Circo Unión”, “Hnos. Vásquez”, el “Americano”, por mencionar algunos; la mayoría presentaba animales, actualmente con las leyes contra el maltrato animal, aquellos espectáculos fueron en decadencia. Hoy, sólo permanecen en el recuerdo aquellas inmensas carpas coloridas, con su peculiar olor.

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