Jorge Flores Martínez / Son tantos los asuntos, es tan pesada la agenda diaria que nos obliga López Obrador seguir, que empiezo a creer que su estrategia es cansarnos y llevarnos al hartazgo.
Yo sigo en lo que me importa, no voy a dejar de señalar lo que considero una grave equivocación y un capricho que al momento de escribir estas palabras ya ha costado mucho más dejar de construir el aeropuerto, que lo que nos hubiera costado terminarlo.
El día de hoy se echó para abajo el ultimo recurso legal que impedía la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, pero no fue con la Ley o el argumento legal, por el contrario, se trató de una chicanada legal del Presidente que decide declarar de Seguridad Nacional las instalaciones de la Base Aérea donde pretenden construir un aeropuerto civil. Con lo que el gobierno se reserva toda la información por 5 años que son prorrogables por otros 20 años más.
Lo anterior significa que no tendremos información completa del proyecto, los dictámenes, permisos o licencias serán Seguridad Nacional y no estarán disponibles a la sociedad, así como jamás sabremos el presupuesto, licitaciones o costo final de la obra, ya que toda esa información quedó reservada, de momento por 5 años, que serán, como les mencioné, prorrogables por 20 años más.
Una obra de miles de millones de pesos la construirá la Secretaria de la Defensa Nacional sin entregarle cuentas a nadie.
Yo estoy seguro que había corrupción en el NAIM, pero por desgracia, estoy aun más seguro que habrá más en Santa Lucía. El primer paso de un autócrata que se precie de serlo, es comprar las consciencias de las Fuerzas Armadas y este es un gigantesco negocio para empezar a sentarse con la cúpula castrense.
Lo que no me gusta es el argumento presidencial, los amparos ciudadanos son considerados por él como sabotaje legal. Ahora es un aeropuerto, mañana pueden ser nuestros derechos o algo que le estorbe y que no podremos hacer nada como ciudadanos para impedirlo.
En otro tema.
Lo de la ampliación del período de gobierno en Baja California y la revocación de mandato no pueden verse de forma aislada. Son el mismo asunto desde diferentes frentes. Se trata de acariciar el tema de la reelección presidencial, pero ahora lo quieren proponer como iniciativa ciudadana. Ante el clamor de los mexicanos de la permanencia de nuestros gobernantes, el gobernante no tiene otra cosa que obedecer lo que el pueblo bueno le exige.
El guión es claro y se ha utilizado en todas las democracias rotas de Latinoamérica. El tema se manosea durante un par de años, trabajan en comprar voluntades por medio de subsidios, políticas clientelares y la amenaza a cualquier disidencia o simple voz crítica. Al final lo único que importa es cumplir el deseo del líder.
Es viable que la oposición crea que tiene la posibilidad de llegar a acuerdos políticos con el presidente en el momento que se realice la consulta de revocación de mandato, lo que no saben, es que López Obrador ya nos ha dado muestras claras del tipo de consulta que será.
Dicen que están los candados necesarios, tiene que ser a propuesta ciudadana con el 4% del padrón y la consulta deberá ser por lo menos con el 40% de participación. ¿Creen que lo va a respetar? Yo no. Para Morena movilizar a sus bases agradecidas por políticas clientelares no será un obstáculo y tener un 40% de participación, puede parecer complicado, pero en dos años las circunstancias serán otras, López Obrador, en sus proyecciones, estará en su mejor momento.
Recuerden, el autoritarismo del siglo XXI es mucho más sutil que el del siglo pasado. Buscaran formas casi democráticas y republicanas de hacerse con todo el poder. No esperen mucha violencia, será más bien en cámara lenta como lo van a hacer.
Tienen cinco años, aun no hay prisa.