Todos sabemos que en la mayoría de los casos las protestas son el último recurso que queda a algunos grupos sociales o a algunas personas que después de tanto tocar puertas y de pedir se les atienda, sólo encuentran portazos y oídos sordos. Los padres de hijos con cáncer no salen a manifestarse con la intención de fastidiar al gobierno, salen porque ya están hartos de las largas que les dan, de las promesas no cumplidas y de los plazos que nunca se cumplen. Y el problema no es su impaciencia, el problema es que la enfermedad de sus hijos no espera, avanza y deteriora la salud de sus hijos, poniendo con ello en peligro esas vidas.
Es por ello que los impertinentes comentarios del secretario de Gobierno, Éric Cisneros, caen como jugo de limón en la herida para los padres con hijos con cáncer: «Es conduciendo, primero aplicando qué problema es el que tenemos para darle debida solución, pero en Veracruz primero protestamos y luego explicamos, es al revés, primero hay que explicar y luego protestar».
No sabe este funcionario lo que estos padres han padecido, y no sabe porque el señor anda de gira presentando el libro que plagió; anda de gira promoviéndose como “escritor”, intelectual de la Cuarta Transformación que aspira a que le den el Premio Nobel de Literatura. Todavía se atreve a decir que «ya los están atendiendo», cuando los padres protestan precisamente porque no los están atendiendo. Mejor que se vaya a presentar su plagio.
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