Se trata de una afección mortal y altamente contagiosa que actualmente no tiene cura y que es potencialmente peligrosa para los humanos. La enfermedad es transmitida por los priones, un tipo de partículas proteicas asociadas con las enfermedades neurológicas degenerativas tales como la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en humanos y la enfermedad de las vacas locas en el ganado.
Para controlar su propagación los servicios veterinarios monitorean las migraciones de ciervos desde el estado de Utah y analizan muestras de cadáveres de dicha especie. Asimismo, los legisladores estatales aprobaron una ley que prohíbe el ingreso en el territorio de Nevada de determinadas partes de res muerta, incluyendo cerebros y médula espinal de algunos cuadrúpedos.
Asimismo, se informó que, entre los síntomas, que según se estima, jamás se manifiestan hasta después de 16 meses tras la exposición a la fuente de contagio, se menciona la pérdida de miedo a los humanos, así como el estado de letargo y adelgazamiento extremo.