Armando Ortiz / Pues a los encapuchados de la marcha del 2 de octubre no les importó la advertencia del presidente López Obrador de acusarlos con su mamá, para que ellas les jalaran las orejas y les dieran de zapes. Una vez que los manifestantes de la marcha se acercaron al Zócalo de la Ciudad de México, justo en las calles 5 de mayo y Eje central, empezaron a vandalizar, rompiendo cristales, haciendo pintas no sólo a los edificios, negocios, sino también a los mismos manifestantes que marchaban de forma pacífica. Luego vinieron los cohetones y petardos, y como la sanción era acusarlos con su mamá, los policías no hicieron nada, sólo miraron, se replegaron o incluso tuvieron que dejar que los encapuchados pintaran sus escudos. El famoso Cinturón de Paz que iba a formarse para evitar actos vandálicos mejor se retiró ante el temor de ser agredidos por los encapuchados que hicieron lo que saben hacer muy bien, destrozar, atemorizar, agredir. Al parecer, el espíritu de la conmemoración de la Matanza de Tlatelolco del 2 de octubre se ha perdido. Ya no se trata de recordar a los caídos ni de rendir un homenaje a los que murieron buscando con sus protestas un México libre. El 2 de octubre se ha convertido en una excusa para destruir, para vandalizar, para reclamar, para dejar salir la ira y el reproche. Si así van a seguir siendo en adelante las conmemoraciones del 2 de octubre, mejor que se olvide.
Siguen los robos en negocios de Xalapa, esta vez le tocó a una tienda cerca de la Zona Universitaria; el asaltante como si nada
Dicen que el mismo sujeto que hace unos días asaltó el establecimiento del Pollo Feliz en la calle de Clavijero, a unas cuadras de Palacio de Gobierno, asaltó en días recientes una tienda cerca de la Zona Universitaria. Un video que circula en redes sociales muestra el momento en que el sujeto entra al establecimiento. Lleva un paliacate en el cuello que al momento del asalto se lo sube al rostro para cubrirlo. Con un arma en la mano obliga al dependiente a que le entregue el dinero. Todo sucede en pocos segundos. Después del robo el sujeto sale del local como si nada, tan campante, seguro de que la policía, como en el caso del asalto al Pollo Feliz, no le va a hacer nada. Vale mencionar que una de las quejas de los comerciantes de Xalapa es que los asaltos van cada vez más en aumento. El problema es que, al no actuar las autoridades, los ladrones se arman de valor para seguir delinquiendo. Es urgente que se detenga este tipo de delitos. No basta con montar operativos temporales, que son muy vistosos, pero poco efectivos. Una vez que retiran el operativo, los “halcones” de la delincuencia dan el pitazo para que los asaltantes salgan de su guarida para ponerse a trabajar.
Ya que se ha dado la reconciliación entre los hijos de José José, ¿ahora qué hacemos con todo el coraje que le teníamos a Sarita Sosa?
Al parecer la reconciliación entre los hijos de José José llegó un poco tarde; tres días después de la muerte del “Príncipe de la canción”. Y es que, durante esos tres días, y viendo la actitud codiciosa y avariciosa de la hermana menor, millones de mexicanos se dedicaron a odiarla; odio alentado por varios conductores de noticias de espectáculos, los cuales le pusieron más sal a la herida y le rezaron un rosario de improperios a la malvada hija, muchos de ellos por supuesto justificados. El problema es que muchos mexicanos se quedaron con su odio pasmado, porque ahora que al parecer ya se han reconciliado, ¿qué van a hacer con todo el odio que acumularon en contra de la hija menor de José José? Por supuesto los memes siguen, muchos no se creen que la reconciliación haya sido sincera; otros creen que Sarita Sosa tuvo que doblar las manitas ante la avalancha de demandas que se le podían ir encima. Los hermanos mayores, José Joel y Marysol, tampoco se ven muy conformes, aunque si su fin era ver el cuerpo de su padre y participar en los homenajes, pues lo están consiguiendo. Ya después vendrán las demandas por los derechos de las canciones del papá.
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