Estos líderes jamás movieron un dedo para cuidar y salvaguardar la certeza laboral, jamás lucharon para cuidar la plaza base, jamás intentaron defender Carrera Magisterial y mucho menos rechazaron la mal llamada Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto.
Al contrario, como rameras voraces, vendieron a los maestros; está bien fundamentado que Juan Díaz de la Torre, junto con Alfonso Cepeda Salas, recibieron tres mil 130 millones de pesos para dar a conocer entre los maestros las bondades de la reforma, hoy aniquilada por voluntad magisterial.
Por eso, no hay razón para que el Comité Ejecutivo Nacional y su presidente de papel, tiren los cohetones al aire y festejen por lo que no lucharon. A eso, en cualquier parte de este planeta, se le llama cinismo.
