Cuando alguien no comulga con sus primitivas opiniones, con disciplina militar se unen y sacan de su frustración y pobreza su más amplio y florido repertorio de insultos contra los que consideran sus adversarios. Algunos se escudan en el «ya nos tocaba», otros más enarbolan la bandera de la Cuarta Transformación. En la vida real son tímidos e introvertidos, sin embargo, atrás de un monitor o con un celular en sus manos se transforman, se sienten importantes y poderosos.
Es cierto que algunos han aprovechado el programa social que ha impulsado el presidente de México y están aprendiendo un oficio que les ha interesado. Sin embargo, hay otros que son carne de cañón, saben que su quimera sólo durara un año de apapacho presidencial, por esa razón muchos desquitan su coraje en las redes sociales. En su anarquismo y confusión mental critican todo lo que en su corto entender es lo incorrecto.