Armando Ortiz / Ya dejó de ser gracioso, ya dejó de ser motivo de burla; la estulticia de Cuitláhuac García ya espanta, ya nos tiene muy preocupados. Desde el principio del sexenio en Libertad bajo Palabra descubrimos esa clase de dislexia que no le permite conciliar el cerebro con el lenguaje. Sin embargo, tal parece que ahora el gobernador ya no se preocupa por lo que dice, sino que dice directamente lo que piensa, sin el tamiz de la reflexión. Por eso la burla a los periodistas que le preguntaron sobre la información de las patrullas: “Huy que miedo”; por eso la respuesta a las mujeres de Perote que le pedían solución a su problema de desabasto de agua: “¿Quién le robó las baterías a las pipas? Ustedes saben”; por eso la respuesta a los reporteros que le preguntaron por el asesinato de una mujer en Coatepec: “Qué bueno que están sobre esto, porque cuando estaba Winckler sucedían cosas peores”. Como señalamos al principio, ya dejó de ser graciosa la estulticia del gobernador, quien ante su incapacidad para gobernar, su incapacidad para dar respuesta a los problemas de los veracruzanos, su incapacidad para responder por los que sucede en el estado que gobierna, sólo responde sandeces, de esas que habitan en los cuartos de su cerebro que, ahora lo comprendemos, es una casa en completo desorden.
Cuauhtémoc y Cuitláhuac, los dos incapaces, los dos gobernadores de un estado fallido, lo comenta Salvador García Soto
Hace rato que en el centro del país se dieron cuenta de la clase de gobernador que conduce los destinos de los veracruzanos. También se han dado cuenta de la clase de gobernador que es Cuauhtémoc Blanco, el futbolista al que le está yendo de la patada en Morelos. Señala el analista Salvador que el gobernador de Morelos ya estaba por tirar la toalla, porque “esto ya no es para mí” decía. ¿Y qué es “esto”? Pues la batiente inseguridad que se vive en ese estado y la indolencia, según él, de un gobierno federal que no lo apoya. Pero en el caso de Cuitláhuac García es diferente, porque el gobernador de Veracruz tiene todo el respaldo del presidente López Obrador; Veracruz es el estado que más ha visitado el presidente; Cuitláhuac García es el gobernador a quien más ha respaldado. Y sin embargo, las cosas en Veracruz van de mal en peor. Señala García Soto en su columna del periódico El Universal: “En los 10 meses de su administración ya cobró la vida de más de 1,000 veracruzanos, con un incremento de 55% en los homicidios dolosos en estos 9 meses, además de que los feminicidios subieron en 83% y los secuestros en 124% de enero a junio de este año, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública”. Y no cuenta la plaga de dengue que se salió de control, el nepotismo, tráfico de influencias y la nula obra pública. Al final Salvador García Soto señala que estos dos gobernadores, hermanados por su nombre mexica, gobiernan estados fallidos.
¿Qué significa el nombre Cuitláhuac? No es “águila en el agua” como dice Salvador García Soto; “dueño de excremento” dice Rafael Tena
En su columna “Cuauhtémoc y Cuitláhuac, dos gobernantes fallidos”, el analista Salvador García Soto anota el significado de los nombres Cuauhtémoc y Cuitláhuac. Según el periodista, Cuauhtémoc significa “águila que cae” y Cuitláhuac significa “águila en el agua”. Sobre el significado de Cuauhtémoc acierta el columnista, esa era fácil, pero sobre el significado de Cuitláhuac se equivoca. De acuerdo con Carlos Montemayor, miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, Cuitláhuac significa “lugar de los desechos” es decir de los excrementos. Rafael Tena en la revista Arqueología Mexicana aclara los siguiente sobre ese nombre: “En cuanto al significado de “Cuitlahua”, el nombre puede interpretarse como “Dueño de excremento”; y al respecto debemos recordar que el excremento humano era objeto de comercio en la época prehispánica, pues se le utilizaba para curtir pieles”. Cecilio Robelo por su parte dice que el nombre original pudo haber sido Cuitlahuacapan, y traduce el término como “En el agua de excrescencia dura”. En ese sentido José Corona coincide en que el topónimo Cuitlahua se traduce como Lugar de agua sucia, a partir de cuítlatl (suciedad) y atl (agua). ¡Ahora entendemos!
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