El adolescente tiene seis hermanos y desde la muerte de su padre, cuando él tenía 12 años, la madre se volvió alcohólica. Según informes del Consejo de Tutela el joven es un consumidor de crack. Actualmente se encuentra en una de las casas de sus hermanos y para comer se mete a las tiendas en busca de un poco de alimento. El joven, después de las agresiones por las que pasó, buscó a la policía para denunciar a los agresores.
En un comunicado, el supermercado Ricoy admite que hubo tortura en su establecimiento y que los empleados subcontratados fueron despedidos. “Nos sorprendió el contenido de una tortura gratuita y sin sentido a la víctima adolescente (…) Ricoy ya ha proporcionado un trabajador social para hablar con la víctima y la familia. Brindaremos todo el apoyo que necesiten”, dice el comunicado. La población negra en Brasil suele ser víctima de discriminación y violencia. Se necesita fortalecer las organizaciones y luchar para que escenas como esta dejen de ser tan frecuentes. Aunque es censurable cualquier forma de robo, hay leyes que se deben seguir en esos casos; pero ser joven y negro no es un crimen.