Cada boleto del Sorteo Cobaev cuesta 100 pesos. Se imprimen 10 mil boletos que son repartidos entre el personal administrativo, docentes y estudiantes; todos están obligados a entregar el dinero de la venta de los boletos. De hecho, a la hora de inscribirse cada alumno queda comprometido a adquirir dos boletos mínimo, ya sea para que los venda o los compre. En total se recaudan 10 millones de pesos, de los que se entregan poco más de dos millones 500 mil pesos en premios. No hay pierde, el resto siempre se lo han repartido la lideresa del Cobaev y el director en turno.
Pero esta vez, con la avidez de los funcionarios de la Cuarta Transformación, Eleazar Guerrero, primo-hermano del gobernador Cuitláhuac García, también va a meter mano y en una de esas hasta se come el pastel completo. El encargado del sorteo en 2019 es un subdirector de área llamado Hammurabi Armenta, incondicional de Érika Ayala, por lo tanto, a quien le rinde cuentas es a ella.
Los padres de familia, docentes y administrativos deben saber que esos sorteos, durante años, se han convertido en una recaudación que nunca beneficia ni a la institución ni a los alumnos, ese dinero ha servido para que Érika Ayala se compre su helicóptero, los autos último modelo para su hijo, quien por cierto sigue cobrando en Cobaev sin ir a trabajar. Ya les van a llegar los boletos, se apuran a venderlos.
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