“Abuelito dime tu”

Édgar Landa Hernández y su nieto FOTO: ÉDGAR LANDA
- en Opinión

Édgar Landa Hernández / Ahora que la vida de manera dichosa me ha agraciado con la oportuna presencia de un nieto, mi manera de percibir la alegría de vivir es fausta, bienaventurada, algo providencial.

¡Claro que estoy feliz! Mi ser reboza de agradecimiento, A Dios, a mi hija, a mi yerno, que gracias a ellos estoy viviendo una etapa diferente y única, que es la de ser ¡Abuelo!

Cuando mi hija me dio la noticia de que sería abuelo, mi cabeza no encontraba las palabras precisas para poder expresar mi júbilo referente a la gran noticia que vino a darnos una felicidad superlativa a toda nuestra familia.

Para un servidor, ser abuelo es sinónimo de agradecimiento, de convertirnos en una fuente inagotable de conocimientos que a la postre le servirán a nuestros nietos.

El amor de abuelo es la medicina que cura sin tratamiento, es convertirse en la bondad encarnada en un ser que sus cabellos se han matizado de plata. (Aunque en mi caso aún no las hay, pero sé que un día llegarán y las esperaré con alegría)

El amor de abuelo es la siembra que cultiva en tierra fértil, es la luz refulgente en la vana oscuridad. Ser abuelo es ver desde otra perspectiva, es encontrar las palabras idóneas para compartir las incontables anécdotas que a través del tiempo han ido entretejiendo en el ser.

El abuelo encuentra de una forma amena la sana convivencia con su estirpe, otorgando el amor en calidad y no cantidad. Es en esta etapa que comprendemos a qué grado estamos vinculados, los nietos a los abuelos, y de qué manera explorar en sus entrañas todo el amor que se genera, nosotros desde afuera y ellos desde lo más profundo de su corazón.

El amor de abuelo es revelar de qué sabor es el azul del cielo, es encontrar el silencio en los sonidos, y sobre todo saber amar cuando no es correspondido.

El amor de abuelo es el que nos da las respuestas a las interrogantes, es descubrir el verdadero significado de la palabra amor, que más que una palabra es la acción en donde se ve reflejada la sonrisa inequívoca de una persona especial.

Hoy de la manera más afectuosa les brindo un pequeño, pero muy sincero homenaje a través de mis letras a todos aquellos seres que han contribuido para hacer nietos felices, en especial a mis abuelos que en paz descansen.

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