La democracia en los sindicatos en México se encuentra tan cerca y tan lejos de llevarse a cabo. Podríamos decir que aún se encuentra en pañales y que a pesar que desde el primero de mayo de este año hay nuevas leyes laborales, con la reforma que impulsaron los diputados de la Cuarta Transformación, aún no termina de consolidarse. Sobre todo porque los representantes charriles se niegan a soltar el control de los sindicatos. Al menos en Pemex, digan lo que digan, pero los trabajadores no ven muy clara la salida de Carlos Romero Deschamps. Otros que tampoco ven voluntad para abrir las puertas a la democratización son los trabajadores de la educación.
No hay para cuándo salga la convocatoria para renovar el comité; Alfonso Cepeda Salas no se quiere salir ni tampoco se le ven ganas de convocar a nuevas elecciones. Es cierto que el tiempo se agota para los líderes charros, sin embargo, quieren agotar todo el tiempo que le queda para seguir haciendo sus cochupos dentro del sindicato. Muy a pesar de que con esta postura contradicen al presidente de México, que busca la democratización de los sindicatos.
Al menos se sabe que el líder del SNTE no tiene ninguna intención de irse, muy a pesar de haber sido elegido por métodos antidemocráticos y de haber dejado en la orfandad a sus agremiados. Alfonso Cepeda Salas sabe que existe una posibilidad muy real de perder las elecciones ante la maestra Elba Esther Gordillo, él sabe que si eso llegara a pasar, tenga la certeza que no sólo terminara su carrera política, sino que hasta podría pisar la cárcel. De ese tamaño es el miedo de este líder magisterial.
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