“O todos coludos o todos rabones”, dice el dicho popular; “o todos hijos o todos entenados”, reza otro proverbio. Y en su esencia, estos dos refranes guardan en toda su magnitud el derecho a la igualdad. Un gobierno no puede privilegiar a unos grupos y despreciar a otros; el trato debe ser el mismo para todos. Esto lo decimos por el trato que se le da a los 400 pueblo de César del Ángel, a quien se le permite llevar a cabo espectáculos denigrantes en donde se advierte la explotación de la dignidad humana con fines económicos y políticos, y el trato que se le dio a un grupo de manifestantes de Chicontepec, que cerraron la avenida Lázaro Cárdenas.
En ningún momento nos estamos poniendo del lado de las familias que cerraron una vía tan importante en Xalapa, creando con ello un terrible caos. Los policías usaron la fuerza y conforme a la ley, a pesar de que el gobernador Cuitláhuac García había dicho que no se iba a reprimir ninguna manifestación.
Pero ese mismo trato que dieron alas familias de Chicontepec esperamos que se lo den a otros manifestantes, a los 400 pueblos, a Antorcha Campesina, a las huestes del diputado diabético, los Cardenistas. O de plano que el gobernador proponga una ley que diga que en Veracruz sólo se permite cerrar calles y protestar desnudos.
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