Después se supo que el padre había abusado física y sexualmente de sus tres hijas menores de edad. De hecho, la madre, quien ya no vivía con ellas, y a la que las hijas tenían prohibido visitar, ya había denunciado a su marido de abuso doméstico, pero las autoridades desestimaron el caso porque si no hay heridas graves, el abuso doméstico no existe.
En Rusia, apenas se supo de los abusos que sufrieran las hermanas Khachaturyan, se juntaron más de 300 mil firmas para exigir que en el juicio se les trate como víctimas y no como delincuentes. Para muchos ciudadanos rusos las jóvenes no encontraron otra forma de defenderse de los abusos de un padre que estuvo durante años causándoles mucho daño.