Si el señor que ostenta el cargo de secretario de Gobierno es escritor o intelectual, estamos seguros que muchos serían astronautas. Resulta patética la cargada gubernamental para levantar la imagen de un personaje que se ha ganado a pulso la repulsa de muchos veracruzanos. De entrada, el hacer uso de recursos que pertenecen al pueblo veracruzano para editar el dichoso libro de Cisneros Burgos, no resulta ni ético ni sano.
Resulta vergonzoso que el diputado local y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) en la LXV Legislatura, Juan Javier Gómez Cazarín, muestre una actitud falsaria y llena de halagos al secretario de Gobierno, Éric Cisneros Burgos, según que por impulsar el reconocimiento y respeto hacia los pueblos originarios, pero también, que las nuevas generaciones conozcan y se sientan orgullosos por la conformación multicultural y étnica que han enriquecido el desarrollo social de Veracruz.
Pues no sería mala idea que le preguntaran a los oriundos de Chinameca si el regordete funcionario, apodado el Bola 8, respeto a esta comunidad. Qué acaso ya se les olvidó que el personaje en cuestión pretendió llenar de basura esa localidad con su relleno sanitario amañado.
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