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Cuitláhuac García, convidado de piedra; en la reunión de la Conago sobre Seguridad, hasta el rincón. Nada más le faltaron las orejas de burro

Reza la máxima que una imagen dice más que mil palabras. A veces no se requiere de un gran discurso o de un argumento poderoso, con sólo ver una imagen entendemos lo que sucede o sucedió. Hace unos días se llevaron a cabo reuniones de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) con el Fiscal Gertz Manero y con el encargado de Seguridad Pública, Alfonso Durazo. La reunión se da en el contexto de un estallido de violencia de fin de semana. En Michoacán aparecieron colgados varios cuerpos y en Veracruz varios cuerpos embolsados aparecieron en dos localidades distintas.

El mismo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador tuvo que admitir que en Veracruz la incidencia delictiva no iba a la baja, sino al contrario; tapándole con ello la boca al hocicón que dijo que en Veracruz no había inseguridad. Pues con esa carta de presentación llegó Cuitláhuac García a la reunión de la Conago, con Gertz Manero y con Alfonso Durazo.

Poco tenía que aportar el gobernador de Veracruz en los temas de procuración de justicia y de seguridad, y por eso nada aportó; mejor que guardara silencio, ya sabe usted que su habla no está conectada con su cerebro.

La presencia de Cuitláhuac García fue tan irrelevante en esas reuniones que se refleja en la fotografía oficial del secretario de Seguridad Pública con los miembros de la Conago. Hasta el rincón mandaron al Cuic, como a esos niños que no hicieron la tarea, como a esos niños que si no entran a clases, nadie los extraña; nada más le faltaron las orejas de burro.

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