Era un hombre desobligado, flojo, no muy aseado que digamos (siempre con la misma camiseta manchada), que le daba sus coscorrones a un niño de ocho años, que pellizcaba a otros, que se andaba peleando con las vecinas, que nunca pagaba la renta, que mal educaba a su hija la Chilindrina, pero a pesar de todo eso, caramba, en México y Latinoamérica, cómo queremos a Don Ramón. Don Ramón es ese personaje emblemático, creado por Roberto Gómez Bolaños, pero nutrido por la actuación de Ramón Valdés, un actor que venía de hacer cine con Pedro Infante, Germán Valdés, Javier Solís y Fernando Soler.
Es obvio que Roberto Gómez Bolaños, un genio de la comedia, tomó al personaje de los patios de vecindad donde abundan los que no tienen para pagar la renta, que son flojos, que andan de argüende en argüende, pero que tienen un gran corazón; y Don Ramón tenía un gran corazón, tanto que sonámbulo se paraba en las noches para darle un plato de comida al Chavo del 8 en su barril; sin comida, claro, pero intención es lo que cuenta.
Uno de los nietos de Ramón Valdés publicó una fotografía de su abuelo a pocos días de su muerte, cuando ya estaba hospitalizado. A pesar del cáncer de estómago, Ramón Valdés sonríe optimista junto a sus hermanos, entre los cuales está Manuel “El Loco” Valdés. ¿Por qué queremos tanto a Don Ramón? Por eso, porque a pesar de los momentos difíciles, siempre tenía una sonrisa optimista que compartirnos.
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