Completamente desmembrada quedó la Ley de Servicio Profesional Docente (LSPD) con la cancelación de la Reforma Educativa de 2013. Una ley punitiva y perversa que buscaba condicionar la permanencia docente. No por algo miles de maestros, sin el apoyo de los líderes sindicales, dieron la lucha en las avenidas y algunos fueron cesados de sus trabajos por no cumplir con el mandato de evaluarse.
Queda aún por definir los criterios de admisión, promoción y reconocimiento de docentes y directivos a través de procesos de selección en igualdad de condiciones. En todo el país, los maestros mexicanos esperan que estos criterios cumplan las expectativas que ha generado la cancelación de la mal llamada Reforma Educativa.
Sin embargo, el tema salarial aún queda pendiente; el pago al maestro no es de los mejores y si hacemos un poco de memoria, el actual Ejecutivo federal prometió salarios dignos a los maestros del país. Por cierto, la flamante comisión negociadora del SNTE sólo consiguió el pírrico aumento del 3.1 directo al salario. Ojalá y la pretensión del Ejecutivo federal no quede como una promesa de campaña y en verdad se dignifique al magisterio mediante un salario justo y equitativo. Nuestros maestros se lo merecen.
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