Y es que nadie en su sano juicio quiere que le vaya mal al gobierno del presidente, si le va mal a este gobierno, le va mal a los mexicanos, todos vamos en el mismo barco. Y es que el presidente Andrés Manuel López Obrador pretendía tener un crecimiento sostenido del cuatro por ciento del PIB durante su gobierno.
Hoy, con una visión más realista, su pronóstico es más reservado y moderado; en su conferencia mañanera, el Ejecutivo federal ha rebajado su pronóstico y ha asegurado que México crecerá un dos ciento al cierre del año. En otras palabras, no es lo mismo ser borracho que cantinero, ni es lo mismo andar en campaña, que gobernar.